NOTICIAS |
A casi 30 años de su primera versión, disfrutemos de este video que repasa la evolución del modelo más deportivo de la marca alemana. Subí el volumen.
La leyenda de la BMW S 1000 RR comenzó en 1992, con la R1100RS. Equipaba un motor bóxer refrigerado por aire de 1085cc que producía 90 CV y tenía una velocidad máxima de 218 kph, lo que visto con los ojos de hoy parece poco, pero era más que suficiente a comienzos de los ‘90.
En 1998 apareció la R1100S, que llevaba la potencia hasta 98 CV y lograba una velocidad máxima fue de 227 kph. Bajaba considerablemente su peso hasta los 208 kilos y su diseño comenzaba ya a parecerse a las S 1000 RR que conocemos hoy.
Ocho años después llegó la R1200S de 2006, que continuó aumentando la potencia y velocidad, mientras seguía perdiendo peso. El nuevo bóxer de 1170cc producía unos sorprendentes 122 CV y alcanzaba una velocidad máxima de 241 kph. Pesaba solo 198 kilos.
Solo hubo que esperar dos años para que apareciera la HP2 Sport de 2008. Con una potencia de 130 CV, la HP2 llegaba a los 248 kph. Todo esto mientras además pesaba 20 kilos menos que su antecesora. Esta fue la moto en la que BMW se basó para desarrollar la S 1000 RR de primera generación que llegaría al año siguiente.
La S 1000 RR hizo su debut en 2009 con el nuevo motor de cuatro cilindros en línea de 999cc que erogaba 190 CV. La velocidad máxima ahora si era impresionante, con un registro de 305 kph. Era un poco más pesada que el modelo anterior, pero con 183 kilos, seguía siendo una moto liviana para su potencia y tamaño. Las nuevas ayudas electrónicas combinadas ayudaron a dar el puntapié inicial para la era moderna de superbikes de alta gama.
Desde su introducción, la S 1000 RR no paró de evolucionar, mejorando con cada generación y transformándose en una herramienta cada vez más precisa y veloz.