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Pablo Torrado es un amigo de la casa y el padre de Manuel Torrado, un olavarriense clase 2008 que desde hace seis años compite en las categorías infantiles del motocross argentino. Manu no solo es ya un veterano del motocross infantil argentino, sino que tuvo oportunidad de viajar a Estados Unidos, donde participó de múltiples pruebas, incluidas las Winter Olympics, o Mini Os, la competencia amateur para pilotos de las categorías junior más importante de ese país y los nacionales en Loretta Lynn.
En esta carta a corazón abierto, Pablo nos cuenta sus experiencias como padre de un deportista amateur. Las alegrías, los sacrificios, lo que aprendió y sus reflexiones acerca del deporte motor en la argentina, ser padre y no morir en el intento.
A continuación, el texto completo de Pablo.
«De payasos de circo y empleadores – Una mirada diferente, como padre de piloto
Hace tiempo circula un texto que dice algo así como: “¿Por qué ponemos tanta plata para que nuestro hijo corra en motocross?” El mismo afirma que no se paga para que nuestro hijo entrene y corra motocross solamente… Se paga para que nuestros hijos aprendan a ser disciplinados, a cuidar su cuerpo y su mente, aprendan a trabajar con los demás y sean buenos compañero de equipo, para que aprendan a lidiar con la decepción cuando no obtienen lo que esperaban y saben que hay que trabajar más duro para obtener sus metas.
Se paga para que nuestros hijos aprendan a alcanzar sus objetivos y para que entiendan que toma horas y horas de trabajo duro y entrenamiento obtener un campeonato. Que el éxito no ocurre de la noche a la mañana y que pagamos por la oportunidad que tendrán nuestros hijos de hacer amistades para toda la vida, etc.
¡Este texto es Genial! Y esto ocurre casi con cualquier deporte, ya que el deporte en sí genera todo esto, pero este es un deporte motor y tiene algunas particularidades, más allá de las enseñanzas que puede dejar un deporte en sí. Acá hay mucha plata de por medio.
Desde mi punto de vista, y esto lo digo luego de haber asistido a más de 120 carreras desde hace 5 años, (dentro de las cuales están incluidas las que hicimos durante 8 viajes a USA entre el 2017 y 2018, donde vimos otra realidad de este deporte, pero con muchísimas similitudes). Hablo luego de haber recorrido más de 400.000 km en la argentina, haber gastado 20 motos (si, 4 motos por año en promedio) con más de 1000 mil horas de motor. “¡Pero para! ¿¡Este me está verseando!?” ¡No! Una cuenta sencilla nos permite saber que 50 hs. de motor en 20 motos son 1000 horas ¿no? Guardo los cuenta horas porque me permite saber cómo hacer el mantenimiento correctamente. Si no, con tantas horas de entrenamiento y carreras uno se pierde de cuando hacer determinado mantenimiento.
¿Y soy un obsesivo de los números? Si. Me gusta registrar muchas cosas, no solo en esto, si no en muchas de las cosas que hago. Hacer números o dejar registro nos permite analizar, recordar mejor, tener estadísticas, en fin.
Esto del registro en el deporte, es también en parte gracias a nuestro amigo el Gato Barbery que nos dijo cuando empezamos en esto, que registremos las carreras a las que asistimos, algún día te va a servir. Por lo que este análisis tiene al menos fundamentos recabados de nuestra experiencia, desde nuestra óptica y con nuestra capacidad de describir nuestras vivencias.
Pienso que somos unos cuantos “locos” lindos (aunque algunos feos) que nos encontramos en distintas pistas a competir, compartir y disfrutar de este deporte que nos gusta y apasiona tanto a nosotros como a nuestros hijos. Casi sin público o con muy poco normalmente (muchas veces están los acompañantes de los pilotos y algún que otro amigo).
Y para tener con quien y en donde competir, necesitamos que alguien organice la carrera, que alguien la fiscalice, policía, bomberos ambulancia, una pista en condiciones, que alguien la relate, un seguro médico, etc. También de la prensa que nos avisa de los eventos y nos informa de los resultados. En fin, mucha gente alrededor para que esto sea posible.
Por todo eso pagamos una inscripción y con eso se pueden pagar los gastos que implica una carrera (porque todos sabemos que con la plata que deja el público con sus entradas eso no se puede hacer). Nosotros hacemos lo que nos gusta y hay gente que trabaja para que una carrera se pueda concretar. ¡Y está más que bien! Aunque existe la crítica dentro de este ambiente, de por qué una persona o un par de personas pueden vivir bien durante todo el mes organizando una o dos carreras. «¡Nos roban!», solemos decir, se aprovechan, etc. Pero ¿a quién no le gustaría vivir todo el mes trabajando 2 fines de semana? Creo que a todos, no seamos hipócritas.
Entonces, los pilotos damos trabajo a muchas personas antes durante y después de una carrera. Incluidos mecánicos, gomeros, preparadores de suspensiones, casas de repuestos e indumentaria, lubricentros, estaciones de servicio, etc.
Somos los payasos de nuestro circo y no del circo como hemos pensado muchas veces según mi parecer. Porque el circo es nuestro y los payasos no trabajamos, salvo muy pocos profesionales en la Argentina cobran algún sueldo por correr. Nos divertimos, competimos, hacemos lo que nos gusta y por eso pagamos. Y los que cobran son los que hacen posible que el circo esté tal día y a tal hora en un determinado lugar, porque queremos competir, y no alcanza con encontrarnos en una pista a girar. La competencia es otra cosa.
Entonces, a esta altura viene el planteo de si queremos seguir alimentando esto con nuestros bolsillos, si queremos empleados que nos organicen todo, o si se puede hacer de otra manera o con menos plata tal vez y con más apoyo.
Y esto es un deporte amigos, si, un deporte motor y debería ser apoyado como otros, ¿¿o no?? Pero es tan chico el mercado en la Argentina (o al menos esa es la excusa de muchos) que se ofrece muy poco sponsoreo, ya que la recompensa es muy poca también para el que lo ofrece.
En Argentina, ¿qué visibilidad se le da a una marca? ¿Entre quienes? ¿Para quién? ¿Qué le podemos devolver nosotros a una marca en este país poniendo un calco en nuestra moto o jersey? Muchas veces solo presencia de marca. Honda no vendió más motos porque un piloto salió campeón argentino de la MX 1 con su marca. Es la realidad. Y la marca de ropa e indumentaria del piloto o las gomas que usa no se venden mucho más porque el campeón argentino las haya usado. Realidad de este deporte, en este y muchos otros países me parece. Claro, también es verdad que nuestro parámetro o ideal es USA, nuestro espejo. Allá las cosas son de otra manera.
Volviendo a esto del deporte. Escuchamos decir: “¿Que deporte es andar en moto? Si te subís y aceleras.” ¡Ja! Tan fácil no es. Si no súbanse a una moto e intenten manejar controlando 5 comandos constantemente en velocidad, con tráfico, en un terreno irregular, con desperfectos, canaletas, barro, arena piedras, saltos y pozos, tratando de sortear todo esto lo más rápido posible. Nada fácil.
Se requiere de habilidad y mucho entrenamiento para competir en motocross, y ni les cuento para ser uno de los primeros en llegar a la meta. Todos los que asisten a una carrera buscan lo mismo, o por lo menos ganarle al que la carrera anterior no le pudieron ganar o que no los pase el que los pasó la otra vez que corrieron. De eso se trata cualquier deporte en donde hay una largada y una llegada.
¡Ojo! También se puede ir a pasar el rato, sin ánimo de ganarle a nadie. Pero eso pocas veces ocurre, porque el costo de hacerlo es tan elevado, que no tiene mucho sentido. Se puede hacer un par de veces, pero después se le agarra el gustito a la competencia y se sigue, o se abandona por el alto costo que tiene. Se puede ir a una carrera a aprender también, a medirse, a saber dónde uno está parado, que le falta, cuánto le falta, no solo a competir. Pero a pasear por pasear, no va nadie a una carrera generalmente.
En fin, ahí en las carreras están nuestros amigos, nuestro ambiente, donde hacemos lo que nos gusta y compartimos muy buenos momentos, será por eso que es tan difícil dejar de hacer esto también.
Todos queremos que sea un deporte accesible para practicar. Pero, ¿debería serlo? Si nos gustara la Formula 1, ¿deberíamos pelear por que sea más accesible también? No sé. Que alguna vez haya sido más fácil, que se pagara por ir a correr o que hubiese habido más ayuda. Lamentablemente eso no sigue ocurriendo.
La felicidad no pasa por si tu hijo corre o no en moto, o si tiene tal o cual cosa. La felicidad pasa por otro lado. Aunque es muy lindo ver a tu hijo disfrutar de este deporte que eligió o que elige. Coincidir en el gusto del mismo deporte no es poca cosa, y para ser sincero en pocos deportes se comparte tantas horas con tu hijo como en el motocross. Eso es lo que más me satisface de este deporte, pero es a costa de plata ya que sin plata no podemos echar nafta a la moto, comprar lubricantes, gomas y menos pagar una inscripción a una carrera. Y tampoco los 500 pesos que sale un día de entrenamiento en una pista. En definitiva, necesita plata para mantener una moto.
Y cuando digo de compartir con tu hijo hablo por mi experiencia y por la de muchos padres que estamos en esto, ya que todos los fines de semana sábado y domingo de marzo a mediados de diciembre y desde hace ya 5 años hemos estado en una pista corriendo o entrenando de manera continuada. Si, todos, salvo cumpleaños o vacaciones de invierno. El 90% de las veces solo con mi hijo, y otras veces con mi mujer y los hermanos. ¿Y por qué solo? Porque llevar a toda la familia tienen un costo extra de alojamiento, comida, y fundamentalmente tiempo de esas otras personas que no siempre pueden acompañar, porque sus hermanos no tienen por qué hacer la misma vida que el que corre en moto. Es injusto, y a veces no nos damos cuenta, hasta que comienzan los problemas familiares. Y es injusto en muchos sentidos.
Dilapidar recursos económicos en la moto, dejar de lado mejoras en la casa o poder salir poco de vacaciones, no darse otros gustos y estar pensando en si llegar a fin de mes, más que injusto es una locura o estupidez visto desde afuera. Porque uno está ciego y no lo ve.
Y esta es la realidad de casi cualquier deporte motor, en la cual todos los que estamos en esto nos sentimos identificados, salvo excepciones en donde hay muchos recursos económicos y es despreciable a fin de mes el gasto que implica competir.
Muchos dirán “¡Inversión!» ¿Inversión de qué? ¿A dónde se llega en este deporte en la Argentina? ¿Se puede vivir de esto? ¿Cuántos pueden vivir de esto? No sé quién nos vendió esa película, pero al final de la película llegan muy pero muy pocos, acá y en el mundo.
Y te dicen “dale, metele, ¡¡en unos años va a llegar la ayuda!!” ¿¿La ayuda?? Si supieran lo que es la ayuda. No alcanza para solventar a una familia tipo en la Argentina. y me dirán “¿y afuera? ¿Cuantos viven de esto sin poner plata?” En el mundo creo que me alcanza con los dedos de las manos para contarlos. Una película que nos hacemos, no sé si para justificar el esfuerzo que hacemos, o que se yo. Nos la contaron mal o la queremos entender así porque nos conviene.
Y volviendo al tema de la felicidad que genera este deporte, creo que no es tal cuando veo familias al borde del colapso económico por hacer que su hijo practique este u otro deporte motor, con problemas de pareja por estar fuera de la casa constantemente y dejando de lado la familia muchas veces. Llegue a no estar en el cumpleaños de mi hija por llevar a mi hijo a una carrera, hoy no lo haría.
Y siempre digo que es un gran logro si tu hijo, empezando de chico a correr en moto, llega a los 15 años con padres juntos, sin haberse fundido o estando al borde, y con el chico queriendo seguir por ese camino. La verdad que no tengo casi ningún ejemplo de eso. Los qué hay los conocemos y son casi el exponente máximo del sacrificio personal y familiar. Pero ¿cuantos hay como esos? ¿Y a qué costo? No todas las familias podemos llegar a eso, principalmente porque tiene que ser un equipo casi perfecto, y con una meta bien pero bien clara.
Además, los padres, y hablo de los hombres, bien sabemos lo que es estar al lado de un hijo que corre en moto. Somos choferes, psicólogos (sin estudio y con mensajes que no siempre son los más adecuados para el piloto), cocineros, mecánicos, gomeros, especialistas en suspensión, agentes de viaje, guía de turismo y tantas cosas que ni se me ocurren.
Con muchos padres que hablo, coincidimos en que estaría bueno que estudien algún día, que de esto no van a vivir y que es un deporte que no trasciende la adolescencia en la mayoría de los casos. Que tengan estudios hace que en promedio (y esto va para los que dicen “eh, pero este no estudió y ¡¡mira que bien le va!! No necesitó estudiar”) tengan más posibilidades en la vida de sostener una familia, y de tener un mejor pasar.
No tener que pensar en cómo llegar a fin de mes es una preocupación menos que una persona puede tener. Y creo que, si estás buscando profesionalizarte en esto o al menos hacerlo a conciencia, poca plata te va a quedar a fin de mes.
Muchos nos preguntamos qué va a pasar el día que ellos tengan que poner esta plata de su bolsillo para sostener este deporte. ¿¿¿La pondrán??? Y si la van a poner, tendrán que ser muy buenos consiguiendo sponsors que casi no existen, o tendrán que ser los mejores arriba de la moto, o deberán tener un muy buen trabajo para poder solventarlo. Y para trabajar se necesita tiempo y plata que invertir, pero si esa plata se la asignamos a “Moto” no nos va a quedar para otras cosas quizás.
Diviértanse con sus hijos, no dejen de lado a otros miembros de la familia, no presionen por resultados, y sobre todo, no dejen de disfrutar de otras cosas porque sus hijos corran en moto/ auto/karting.
La vida es corta y esto no es para que no se gasten la plata, cada uno gasta en lo quiera. Pero lo que si me parece equivocado, es ponerla toda en el mismo lugar, arriesgando el presente y el futuro nuestro y de nuestra familia, o al menos pasarla mal o peor solo por correr en moto.
Y Gracias a muchos, y en especial a Rodrigo Gil, un papá que intentaba abrirme los ojos hace un tiempo y yo no los quería o no podía abrirlos. La pasión nos ciega o al menos a mí me ha dado momentos de ceguera. Espero con esto, dar un poco de luz a esa ceguera de muchos, o al menos es lo que intentaron hacer conmigo ¡y me sirvió!
Y no somos loquitos de las motos, nos gusta este deporte como a muchos les gusta el fútbol por ejemplo y están buscando qué partido ver en la tele en cualquier tiempo libre que tengan. Entiendan que a nosotros nos gusta mirar motos andando, saltando, compitiendo. ¿Y qué mejor si además a nuestro hijo le gusta lo mismo? ¿O a los que les gusta el fútbol no disfrutan de ir a la cancha con su hijo, de ver a su hijo jugar al fútbol o de compartir un tiempo mirando un partido juntos en la tele?
La diferencia es que para eso se necesita poca plata. Personalmente a nosotros no nos gusta, aunque muchas veces decimos: ¿por qué no patea la pelota este chico no? Posiblemente tenga más posibilidades.
Y si quieren entrar o seguir en este deporte, entren, sigan, pero no se compren una película, no gasten por encima de sus posibilidades, y cuiden al resto de su familia en todo sentido. Arriesgar todo eso por este, o cualquier otro deporte, no tiene sentido. Seamos adultos responsables, nuestros hijos nos copiarán seguramente. Y si no están seguros, piensen si le aconsejarían el día de mañana a su hijo que hoy corre, hacer lo mismo con su hijo (o sea nuestro nieto).
Esto es nuestra experiencia personal y nuestras conclusiones, por lo tanto, no es la verdad absoluta, es nuestra verdad y nuestra impresión, vista a través de nuestra óptica, nuestros ojos y nuestras vivencias. No es para criticar, es solo una reflexión. Tomen lo que les pueda llegar a servir. El resto, es nuestro.
Y ojo que del divertirse se pasa a ser competición, pasa ser un modo de vida, pasa a ser el eje de la vida. Y está bien si así lo deseas, pero que no te ciegue, mira a tu alrededor, que no descuides tu economía ni la de tu familia. Solo pensá que, con el costo de una carrera de motos, podes irte un fin de semana a la costa o algún lado que te guste, comprarte algo que tengas ganas o si no vas a un par de carreras tomarte unas lindas vacaciones.
Y, por último, muchas veces me pregunto: Si yo fuera parte del estado en la Secretaria de Deportes o tuviera la posibilidad de asesorar a municipios o gobiernos sobre cómo gestionar los recursos económicos para ser equitativo en la distribución de ayuda a los diferentes deportistas. ¿Que haría? ¿A quien le daría y que le daría? ¿Ayudaría al que recién empieza y que por motivos económicos no puede avanzar? Porque quizás llegue a ser muy importante ese deportista, pero… ¿y si no?
¿Le daría al que ya está en carrera y tiene más o menos buenos resultados, y por no poder seguir poniendo plata tiene que abandonar? Y ¿hasta cuando lo ayudo? ¿Hasta que gane plata? ¿Cuál es el límite? Si le doy 4000 pesos a un nadador o al que juega ajedrez para ir a un torneo quizás lo ayude mucho. Al menos el pasaje se lo paga. Pero con 4000 pesos a un deporte motor le hacés cosquillas. No paga ni la inscripción a la carrera, al menos en motocross.
Entonces, ¿A quien le doy? ¿Cuanto? Difícil… no se puede vivir o hacer un deporte de la teta del estado, y tampoco de la teta de las empresas. Podemos obtener ayuda, pero difícilmente no tengamos que poner.»