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El último fin de semana de julio terminó el Red Bull Romaniacs, la cuarta fecha del World Enduro Super Series y una de las pruebas de hard enduro más complicadas del calendario mundial. El piloto de Sherco Wade Young se llevó la victoria en la categoría Gold, pero hubo 5 argentinos que compitieron en las categorías Silver y Bronze. El piloto jujeño Manuel Quintar fue el mejor ubicado y, junto con su compañero José Carbonell, terminaron en las posiciones 73 y 95 de la categoría Silver. Hablamos con Manuel sobre su experiencia en la durísima prueba.
Fuel Universe: ¿Cuál es tu balance de la participación en el Romaniacs?
Manuel Quintar: Fuimos a buscar la carrera más dura del mundo y la encontramos el primer día. Es una carrera que tiene partes extremas, hasta de supervivencia y la vara fue muy alta. Entrenamos mucho, pero nada se compara a lo que la carrera te presenta. Corro en moto hace 25 años y te sentís que no sabes andar después de esto. Me quede con un sabor agridulce porque casi terminamos la carrera. Por un error de interpretación del reglamento no largue el ultimo día y después me enteré que podría haberlo hecho. Por lo que me decían otros pilotos el ultimo día fue más cumplible que los demás. Por otro lado, muy contento por poder participar, por saber que el nivel técnico de uno, si bien estamos lejos de pelear la punta en la categoría Silver, la categoría más rápida que un amateur puede aspirar, podemos hacer cosas buenas y pasar por lugares impensados en Argentina.
FU: ¿Cuál fue el momento más difícil de la prueba?
MQ: Es una carrera extremadamente compleja, muy dura física y mentalmente. Son 9 horas por día de moto, de empujar continuamente y la cabeza te juega una mala pasada. Uno cree que es cuestión de ir a fondo todo el tiempo y, todo lo contrario. Cuando eso no sale vienen las frustraciones. Uno llega a una trepada que no puede subir y hay 10 tipo quedados, entre los cuales hay un par de la categoría Gold y todos los de la Silver, te desmoralizas mucho. El momento más duro fueron las primeras 4 o 5 horas del día 1, donde fuimos pasando obstáculos con 2 pilotos de la Gold y 2 o 3 de la Silver y creí que no iba a poder completar ni un día. Después uno cambia el chip, son carreras que uno tiene que pensarlas como un desafío personal, tratar de dar la vuelta. Los pocos momentos que tenes hay que tomarlos para descansar, respirar, elongar arriba de la moto y atacar otra sección técnica con más ganas. Una vez que cambias el chip y decís “vine a hacer lo más duro del mundo y tengo que disfrutarlo” te cambia la cabeza.
FU: Las primeras etapas iban tirando juntos con tu compañero José Carbonell, pero después se terminaron separando ¿Fue parte de la estrategia o tuvo que ver con la caída que sufrió José?
MQ: Todo el día 1 lo hicimos juntos, es un excelente piloto y somos grandes amigos. Hay partes que son imposibles de pasar de a uno. Como vamos siempre tan parejos, te vas buscando y vas de a dos, de a tres. Sino es muy difícil terminar un día. José, en el service point del segundo día, se cayó de un edificio. Había un salto de un primer piso a una rampa y se la comió, con tanta mala suerte que cayo hacia afuera de la rampa, se fue directo al piso y la moto le pegó encima. Casi se mata. Fruto de la adrenalina y de los huevos que le pone, completo el día. El día 3 fue al médico, parecía estar fisurado y decidió no largar. Ese día nos enganchamos con un español y un australiano con los que nos ayudamos mutuamente. Por supuesto que no es lo mismo que con un amigo.
FU: ¿Qué podés contarnos de los otros argentinos que corrieron en la categoría Bronze?
MQ: Somos muy amigos con Robertino Patti y los hermanos Cuoghi, grandes pilotos. Ellos corrieron en la categoría Bronze, la que corrimos nosotros el año pasado. Es más rápida y cumplible. Tiene partes muy difíciles, pero tiene muchas partes de descanso donde podés tirar algún tiempo. Me comentaba Robertino que coincide con lo que decíamos nosotros el año pasado: fue lo más duro que hicimos en nuestras vidas. Para pilotos acostumbrados a correr Six Days, mundiales de enduro, campeonato argentino, el enduro extremo es una cachetada de realidad. La sensación de Rober fue “¡no corro nunca más!”. Para ellos el balance fue positivo, de los 3 que largaron terminaron 2 y es muy meritorio en un año donde las lluvias hicieron de las suyas.
FU: ¿Cuál es tu calendario de competencias para el resto del año?
MQ: Me queda pelear el Argentino de Enduro, quedan dos fechas y estoy 4 puntos arriba en la punta. Mi objetivo es tratar de ganar, pero me tocan 2 fechas con terrenos desfavorables para mí, como lo son los terrenos con piedras y arena del sur. Nos estamos lamiendo las heridas y arrancando con los entrenamientos para el argentino. Tenemos el interprovincial, el salteño-jujeño como le llamamos, vamos a completarlo. Por supuesto hacer alguna otra fecha fiscalizada por CAMOD, que es el requisito que nos pide la federación. A fin de año me voy a Estados Unidos, tenemos dos pilotos nuevos en la familia, mi hermano y mi hijo, que me están pidiendo pista como loco y vamos a dedicarle un poco de tiempo. Vamos a entrenar con Mike Brown a California y acercar un poco a la familia al deporte. Aprovecho para agradecer a mi familia que siempre sufre como si estuvieran conmigo arriba de la moto y a la Asociación Jujeña de Motocross, que es la base de nuestro enduro.